En estos tiempos que estamos comentando se da con mucha frecuencia la mezcla del flamenco con la propia canción. Hay ejemplos de grandes cancionistas que llevan a uno o varios cantaores como relleno, aparte de un cómico -como se quejaba Díaz de Quijano-. Y al contrario, espectáculos netamente flamencos protagonizado por una de sus grandes figuras que llevaban a alguna canzonetista. No era raro, pues, que el flamenco apareciera con voz propia. Coplas, fandangos, milongas, bulerías y zambras eran aplaudidos fervorosamente por un público que poco a poco estaba cambiando sus gustos. No nos olvidemos que a la célebre etapa de la llamada "Ópera Flamenca" que, aunque no tiene fecha de nacimiento ni de caducidad, suele situarse desde mediados de los años 20 a los 50, se le llamaba "la dictadura del fandango". El gran estudioso, inventor de la palabra "flamencología", Anselmo González Climent, definió a esos años como catastróficos por la "preponderancia de los cantes livianos", la "desvirtuación de la copla" y "la resurrección de la pandereta". De todo hubo.
Vamos a poner un ejemplo de aquellos tiempos con un cante popular por colombianas, cuya letra interpretó Carmen Amaya, versionándola despúes La Niña de los Peines, Pepe Marchena y Angelillo.
Quisiera ser perla fina,/ quisiera ser perla fina/ de tus pulidos aretes,/ pa besarte la boquita/ y morderte los cachetes,/ quién te manda ser bonita,/ si hasta a mí me comprometes./ Quisiera, cariño mío,/ que tú nunca me olvidaras,/ quisiera, cariño mío,/ que tú nunca me olvidaras,/ que tus labios con los míos/ en un beso se juntaran/ y que no hubiera en el mundo/ nadie que nos separara./ Oye mi voz,/ oye mi voz,/ oye mi voz, colombiana.
Otro de los cantes que llegaron a ser muy famosos fue la célebre canción, con música de milonga, "La Romería Loreña", interpretada por el cantaor de la localidad, gran seguidor de Pepe Marchena, Francisco Montoya Egea "El Niño de la Huerta". Hay al menos dos versiones diferentes de este texto del propio cantaor, uno de 1945 y otro de 1961, más el que grabó, no se sabe exactamente la fecha, alrededor de 1935:
La Patrona de mi tierra/ que venera el pueblo entero/ tiene su ermita en la sierra/ entre tomillo y romero./ Y Lora del Río engalana/ sus caballos a porfía/ y a su Virgen soberana/ van a verla en romería./ La típica caravana/ sale clareando el día./ Y sobre la imagen bendita/ oro fino el sol derrama/ caminando hacia la ermita,/ y el pueblo alegre clama/ y una zagalilla grita:/ ¡Viva la Virgen Serrana!/ Son de guitarra y palillo,/ vino y alegría sana/ y un cante por fandanguillos/ brotan de unos labios granas./ Yo también canto un fandango/ cuando la Virgen se para/ y cuando voy terminando/ el llanto corre por mi cara,/ Porque me veas que yo lloro/ Setefilla no te asombres/ porque me veas tú a mí llorar,/ perdí a mi mare yo, tan buena,/ y no la puedo olvidar/ y a mí me ahoga la pena.
Era normal, como he dicho, incluir estos números en los escenarios de plazas de toros, cines o teatros donde cada troupe llevaba sus espectáculos. Una composición que se hizo muy famosa en la voz de Pastora Pavón "Niña de los Peines", que la cantaba por bulerías, fue "Manolo Reyes", con letra de Rafael de León y García Padilla "Kola", y música del maestro Quiroga, que más tarde versionara también Conchita Piquer:
Manolito Reyes, cañí mu cabal,/ en su vieja fragua feliz trabajaba/ y siempre cantando fundía el metal,/ que de los quereres pa na se acordaba./ Pero poco tiempo duró su alegría,/ que una mala hembra por Graná pasó/ y entre los hechizos de su brujería/ a Manolo Reyes loquito volvió.// (Recitado) Y Chorrojumo, el calé/ más viejo de toa Graná/ en la cuestión del queré/ le quiso así aconsejá:// Manolo, Manolo Reyes,/ a esa mujé pronto orvía./ Manolo, Manolo Reyes,/ ya perdiste tu alegría,/ que er queré no armite leyes/ en las cosas de la vía./ Manolo, Manolo Reyes.// A correr el mundo con ella se fue/ y por su capricho dejó la herrería,/ que era poca cosa para tal mujé/ dejá junto al yunque la flor de su vía./ Pasó lo de siempre porque estaba escrito:/ por un rico payo al cañí dejó,/ y el pobre gitano desengañaíto/ a su vieja fragua de nuevo volvió.// (Recitado) Y Chorrojumo, el calé/ más viejo de toa Graná,/ le dijo con gran sabé/ cuando lo vio de llorá:// Manolo, Manolo Reyes, a esa mujé pronto orvía./ Manolo, Manolo Reyes,/ canta ya con alegría./ El cariño verdadero/ lo tienes en tu herrería,/ Manolo, Manolo Reyes.
El marido de Pastora, Pepe Pinto, un gran fandanguero, aunque dominaba muchos estilos, fue uno de los que cayó en la trampa de ese falso flamenco que tantas veces se ofrecía en los teatros. Le encantaba recitar cosas melodramáticas como la que vamos a citar a continuación, o tan machistas como el célebre "María Manuela". El gusto de los públicos mandaba. Con letra de Rafael de León y Antonio Quintero, Pepe Pinto recitaba, entonándose por soleá en algunas estrofas:
Toíto te lo consiento/ menos faltarle a mi mare,/ que una mare no se encuentra/ y a ti te encontré en la calle./ No vayas a figurarte/ que esto va con intención,/ tú sabes que por ti tengo/ clavao mi corazón./ Y mira..., nunca me quejo/ de tus caprichos constantes./ ¡Quiero un vestío!... ¡Catorce!/ ¡Quiero un reló!... ¡de brillantes!/ Toíto te lo consiento,/ menos faltarle a mi mare.
Aparte de la gran dadivosidad del marido para los vestidos y los caros relojes, la letra no puede ser más mala. No, no es precisamente el mejor poema de dos autores tan excelentes, ni lo mejor para el repertorio de un artista que de cara a la crítica flamenca especializada, perdió para siempre muchos tantos con estas concesiones a la galería.
(En la fotografía, Carmen Amaya)
Vamos a poner un ejemplo de aquellos tiempos con un cante popular por colombianas, cuya letra interpretó Carmen Amaya, versionándola despúes La Niña de los Peines, Pepe Marchena y Angelillo.
Quisiera ser perla fina,/ quisiera ser perla fina/ de tus pulidos aretes,/ pa besarte la boquita/ y morderte los cachetes,/ quién te manda ser bonita,/ si hasta a mí me comprometes./ Quisiera, cariño mío,/ que tú nunca me olvidaras,/ quisiera, cariño mío,/ que tú nunca me olvidaras,/ que tus labios con los míos/ en un beso se juntaran/ y que no hubiera en el mundo/ nadie que nos separara./ Oye mi voz,/ oye mi voz,/ oye mi voz, colombiana.
Otro de los cantes que llegaron a ser muy famosos fue la célebre canción, con música de milonga, "La Romería Loreña", interpretada por el cantaor de la localidad, gran seguidor de Pepe Marchena, Francisco Montoya Egea "El Niño de la Huerta". Hay al menos dos versiones diferentes de este texto del propio cantaor, uno de 1945 y otro de 1961, más el que grabó, no se sabe exactamente la fecha, alrededor de 1935:
La Patrona de mi tierra/ que venera el pueblo entero/ tiene su ermita en la sierra/ entre tomillo y romero./ Y Lora del Río engalana/ sus caballos a porfía/ y a su Virgen soberana/ van a verla en romería./ La típica caravana/ sale clareando el día./ Y sobre la imagen bendita/ oro fino el sol derrama/ caminando hacia la ermita,/ y el pueblo alegre clama/ y una zagalilla grita:/ ¡Viva la Virgen Serrana!/ Son de guitarra y palillo,/ vino y alegría sana/ y un cante por fandanguillos/ brotan de unos labios granas./ Yo también canto un fandango/ cuando la Virgen se para/ y cuando voy terminando/ el llanto corre por mi cara,/ Porque me veas que yo lloro/ Setefilla no te asombres/ porque me veas tú a mí llorar,/ perdí a mi mare yo, tan buena,/ y no la puedo olvidar/ y a mí me ahoga la pena.
Era normal, como he dicho, incluir estos números en los escenarios de plazas de toros, cines o teatros donde cada troupe llevaba sus espectáculos. Una composición que se hizo muy famosa en la voz de Pastora Pavón "Niña de los Peines", que la cantaba por bulerías, fue "Manolo Reyes", con letra de Rafael de León y García Padilla "Kola", y música del maestro Quiroga, que más tarde versionara también Conchita Piquer:
Manolito Reyes, cañí mu cabal,/ en su vieja fragua feliz trabajaba/ y siempre cantando fundía el metal,/ que de los quereres pa na se acordaba./ Pero poco tiempo duró su alegría,/ que una mala hembra por Graná pasó/ y entre los hechizos de su brujería/ a Manolo Reyes loquito volvió.// (Recitado) Y Chorrojumo, el calé/ más viejo de toa Graná/ en la cuestión del queré/ le quiso así aconsejá:// Manolo, Manolo Reyes,/ a esa mujé pronto orvía./ Manolo, Manolo Reyes,/ ya perdiste tu alegría,/ que er queré no armite leyes/ en las cosas de la vía./ Manolo, Manolo Reyes.// A correr el mundo con ella se fue/ y por su capricho dejó la herrería,/ que era poca cosa para tal mujé/ dejá junto al yunque la flor de su vía./ Pasó lo de siempre porque estaba escrito:/ por un rico payo al cañí dejó,/ y el pobre gitano desengañaíto/ a su vieja fragua de nuevo volvió.// (Recitado) Y Chorrojumo, el calé/ más viejo de toa Graná,/ le dijo con gran sabé/ cuando lo vio de llorá:// Manolo, Manolo Reyes, a esa mujé pronto orvía./ Manolo, Manolo Reyes,/ canta ya con alegría./ El cariño verdadero/ lo tienes en tu herrería,/ Manolo, Manolo Reyes.
El marido de Pastora, Pepe Pinto, un gran fandanguero, aunque dominaba muchos estilos, fue uno de los que cayó en la trampa de ese falso flamenco que tantas veces se ofrecía en los teatros. Le encantaba recitar cosas melodramáticas como la que vamos a citar a continuación, o tan machistas como el célebre "María Manuela". El gusto de los públicos mandaba. Con letra de Rafael de León y Antonio Quintero, Pepe Pinto recitaba, entonándose por soleá en algunas estrofas:
Toíto te lo consiento/ menos faltarle a mi mare,/ que una mare no se encuentra/ y a ti te encontré en la calle./ No vayas a figurarte/ que esto va con intención,/ tú sabes que por ti tengo/ clavao mi corazón./ Y mira..., nunca me quejo/ de tus caprichos constantes./ ¡Quiero un vestío!... ¡Catorce!/ ¡Quiero un reló!... ¡de brillantes!/ Toíto te lo consiento,/ menos faltarle a mi mare.
Aparte de la gran dadivosidad del marido para los vestidos y los caros relojes, la letra no puede ser más mala. No, no es precisamente el mejor poema de dos autores tan excelentes, ni lo mejor para el repertorio de un artista que de cara a la crítica flamenca especializada, perdió para siempre muchos tantos con estas concesiones a la galería.
(En la fotografía, Carmen Amaya)
el niño de la huerta tiene 3 romeria loreña grabadas una en 1935 otra 1945en un nodo sobre lora y su romeria orta 1961
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