
En ese lenguaje ambiguo que emplean tanto unos como otros, en vez de hablar como el pueblo llano, apenas si se comprende nada. Sólo se comprende que con la crisis que nos asola y lo que todavía tiene que llegar, como la reforma radical del mercado laboral que acaba de anunciar hace unos minutos el ministerio de Economía, el barco se hunde sin que haya barcas de emergencias para todos. Hace muy pocos meses nuestro presidente decía que no pasaba nada, que las pensiones estaban garantizadas, que la economía española era sólida y no nos afectaría la crisis porque estábamos en mejor situación que muchos países. Lo que pasa es que no dijo, o no se atrevió a decir, con qué países nos comparaba.
A Córdoba, una de las ciudades con más paro de Andalucía, y por lo tanto de España, este tema de Cajasur le va a afectar de una forma tremenda. Posiblemente la Iglesia no haya hecho bien sus deberes y, a pesar de la frase cervantina que el pueblo cambió a su modo y manera, el gobierno haya hecho bien en intervenir. Posiblemente. Cuando todo se aclare, cuando se sepa sin rebuscadas palabras qué es lo que ha pasado verdaderamente, y qué va a pasar, podremos dar una visión más objetiva. Convendría que el presidente de Andalucía, al menos por una vez, ejerza y explique a los andaluces lo sucedido. Los silencios sólo logran que cada cual interprete la historia a su manera.
Tal lo que dice la prensa, la Iglesia se ha equivocado y ha cometido un error en la interpretación del mundo de las finanzas. Ya lo dijo el poeta portuense en 1941: Se equivocó la paloma. Se equivocaba.
Desconozco si es un error de La Iglesia, es una falta de control del Banco de España o del Gobierno de Andalucía, pero lo que está claro es que nos costará el dinero a los españoles que tendremos que seguir pagando impuestos, multas y otras fiestas ajenas a nuestra voluntad. Mientras que se aclare el asunto, recomiendo a los representantes de la Iglesia que relean una vez más los evangelios, fundamentalmente el pasaje donde Jesús expulsa a los mercaderes del templo; y a nuestro gobierno que reestudie los concordatos que tiene con la Iglesia Católica, ¿o todo lo vamos a pagar la clase media y los pobres?
ResponderEliminarEn un principio es una falta de control del Banco de España, una gran ansiedad por las cajas de la Junta de Andalucía y un desastre de la Iglesia. Ese tema lo he conocido aquí en Córdoba bastante cerca. En el tiempo del célebre "Castillejo" se ha hecho mucho derroche. Evidentemente estoy contigo en que la Iglesia debe aprender el ejemplo de Jesús, pero a Jesús sólo lo tiene la Iglesia como pantalla. ¿Ya no nos acordamos de la Banca Ambrosiana? Hay muchos libros sobre este tema, pero sobre todo dos de ellos son imprescindibles para conocer los manejos ecocómicos de la Iglesia: "En nombre de Dios" de David A. Yallop, y "¿Está Dios en contra de la economía?" de Jacques Paternot y Gabriel Veraldi. O "El evangelio según Jesucristo" de José Saramago.
ResponderEliminarPues todo, querido José Luis, lo pagaremos nosotros. Hasta que no nos dejen peor que en la posguerra no van a parar. ¿Dónde está el dinero del país? ¿Se ha evaporado?