¿Cómo sería aquel Rocío de mis padres en aquel lejano 1948? De seguro que un Rocío más tranquilo, más del pueblo, dueño él sólo de esta manifestación de fe hacia la Virgen almonteña. Saldrían casi con los puesto y el costo de las carretas llevaría lo justo para pasar unos días sin grandes dispendios en estos tiempos difíciles de posguerra. Unas arrobas de vino del cercano Aljarafe, algo de chacina de los pueblos serranos y no mucho más. Eso sí, junto a las maravillas del paisaje natural en los días de camino, ganas de divertirse, de pasarlo bien entre los vecinos del corral, y con el deseo puesto en llegar hasta la Blanca Paloma para rezarle, para pedirle alguna ayuda para las muchas necesidades, para rendirle pleitesía y darle las gracias de sentirse vivos.
¡Qué lejano aquel Rocío casi anónimo, con pocas carretas, ningún coche y ningún famoso! Hoy, El Rocío, como todas las fiestas, incluída la Semana Santa y la Feria de Abril, se ha despersonalizado totalmente y ha sido invadido por una legión de famosos, famosillos, políticos, politicastros, meretrices de lujo y mariconzuelos televisivos, periodistas de altura y locutores de cierta fama que hasta lo retransmiten, zancada a zancada de los bueyes, como si el Rocío, en vez de ser una peregrinación religiosa fuese un pase de modelos gigantesco entre pinares, romero y juncias...
Para ser alguien en estos días, hay que tener alquilado un balcón en la calle Sierpes, es necesario poseer una caseta en el Real de la Feria y, por supuesto, tener casa en El Rocío, o estar invitado en algunas de las muchas donde se dan cita toda la gente de postín..., esa gente sin la cual el pueblo no puede vivir. Casa, como en las "casetas" feriales, donde te "sirven" camareros escogidos y uniformados, donde se vive la cita para dejarse ver y ser retratados para salir en todas las revistas de papel "couché", en cuantas más, mejor. ¿Qué dirá la Virgen? La Virgen es lo de menos, es la excusa. Lo importante es ir vestido tan elegante como si se fuera a la ópera, una ópera de zahones y sombrero de ala ancha, acompañado, a ser posible, de una artista con "pedigrí" o con una modelo conocida.
Nadie debe jugar con los sentimientos de los demás, pero me parece que El Rocío, desde que llegó aquella invasión literal de ordoñez, pantojas, jurados, albas, flores... a la que ayudaron en número de vistosos acompañantes, cantantes, palmeros, toreros, marquesonas, y lo que ahora se ha dado en llamar "comunicadores", murió para el pueblo, que sólo asiste como triste comparsa.
¡Qué lejano aquel Rocío casi anónimo, con pocas carretas, ningún coche y ningún famoso! Hoy, El Rocío, como todas las fiestas, incluída la Semana Santa y la Feria de Abril, se ha despersonalizado totalmente y ha sido invadido por una legión de famosos, famosillos, políticos, politicastros, meretrices de lujo y mariconzuelos televisivos, periodistas de altura y locutores de cierta fama que hasta lo retransmiten, zancada a zancada de los bueyes, como si el Rocío, en vez de ser una peregrinación religiosa fuese un pase de modelos gigantesco entre pinares, romero y juncias...
Para ser alguien en estos días, hay que tener alquilado un balcón en la calle Sierpes, es necesario poseer una caseta en el Real de la Feria y, por supuesto, tener casa en El Rocío, o estar invitado en algunas de las muchas donde se dan cita toda la gente de postín..., esa gente sin la cual el pueblo no puede vivir. Casa, como en las "casetas" feriales, donde te "sirven" camareros escogidos y uniformados, donde se vive la cita para dejarse ver y ser retratados para salir en todas las revistas de papel "couché", en cuantas más, mejor. ¿Qué dirá la Virgen? La Virgen es lo de menos, es la excusa. Lo importante es ir vestido tan elegante como si se fuera a la ópera, una ópera de zahones y sombrero de ala ancha, acompañado, a ser posible, de una artista con "pedigrí" o con una modelo conocida.
Nadie debe jugar con los sentimientos de los demás, pero me parece que El Rocío, desde que llegó aquella invasión literal de ordoñez, pantojas, jurados, albas, flores... a la que ayudaron en número de vistosos acompañantes, cantantes, palmeros, toreros, marquesonas, y lo que ahora se ha dado en llamar "comunicadores", murió para el pueblo, que sólo asiste como triste comparsa.
Entre el Rocío de ahora y aquel de mis padres de hace 62 años, me quedo con el que ellos vivieron. Entonces era del pueblo, ahora de una casta de adinerados que está en todos lados donde se mueva una cámara de televisión.
¡Qué foto más bonita, Emilio! Mis primeros rocíos datan de los años sesenta. Recuerdo una sevillana de Los Hermanos Reyes cuya letra comenzaba así: "34 hermandades van al rocio...." En la actualidad hay más de cien hermandades. En la foto se puede observar lo sencillo que era todo. Parte de la comida que se llevaban eran algunos pollos y conejos vivos, que enjaulados se portaban en los carros. En las candelas se compartía el café y algún que otro licor. De nuestro corral salían muchos vecinos para el Rocio.
ResponderEliminarMi tío José, "El chófer", era quien llevaba a los vecinos en el Ebro de la empresa donde trabajaba frente del Cachorro: en Polveros Salas. Cuando el desgraciado accidente de la Cuesta de la Doblas de Sanlúcar la Mayor,de madrugada, en el que murieron tantas personas del barrio de la Macarena, muy concretamente de la calle Parras, a él lo paró la guardia civil para que alumbrase con los focos del camión el macabro barranco. Mi prima Conchi iba en la cabina con él, era apenas una niña, y estuvo bastante tiempo de tratamiento. Eso tuvo que ser a mediados de los 60. Recuerdo que en el camión se ponían dos largos bancos laterales (a lo mejor los fabricaba tu tío) donde iban sentadas las mujeres, y en la plataforma iban sentados los hombres con el "costo" del camino. Pregúntale a tus familiares porque tienen que saber lo que te cuento.
ResponderEliminarEmilio, mi padre me contó con pelos y señales todo el accidente. Mi padre iba en el camión de tu tío José. Fueron los primeros en acudir al rescate de aquel accidente. Ocurrió en 1961 y fue una auténtica tragedia. Los bancos es muy posible que los fabricara mi tio Modesto.
ResponderEliminarYo estaba interno por aquel entonces, pero recuerdo perfectamente por mis padres, mis tíos y mis primos lo sucedido. Fueron dos desgracias casi seguidas en Sevilla: el fatídico accidente de la avioneta en la "Operación Clavel" y este. Mi tío, y todos los vecinos del corral, a excepción de las mujeres, tuvieron la mala suerte de encontrarse con este panorama tan dantesco.
ResponderEliminarMe quiero quedar con lo que me ha inspirado la foto de tus padres. He recordado la película "Esplendor en la hierba" y aquel poema que decía algo así: "Y aunque ya nada pueda devolvernos el esplendor en la hierba y las glorias en las flores, no debemos afligirnos porque la belleza subsiste en el recuerdo". ¡Cuánto esplendor de vida sobre la hierba del Rocío...!
ResponderEliminar... es "la gloria", en singular, no sé cómo ha salido con tantas eses que se cargan el poema...
ResponderEliminarPues eso, Emilio.
Hermosísima esa cita que desconocía.
ResponderEliminarEn Sevilla, por costumbre, siempre hemos sido y seguimos siendo muy hiperbólicos.
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