
Casa de los artistas, a su entrada
un jardín nos recibe de colores.
Cerámicas, papeles, telas, flores,
nos dan su bienvenida a la llegada.
Mari Pepa, feliz, es como un hada
que pinta, tiñe y borda entre verdores
un forillo por sus alrededores
para que cualquier pena sea acotada.
Sueña un mundo de paz y de armonía
que nos traiga una nueva sinfonía,
una nueva canción de amor repleta.
¡Ojalá se acabaran los tiranos
y nacieran más gentes con sus manos,
su corazón, su sueño y su paleta!
No hay comentarios:
Publicar un comentario