LA DUDA
Tú que vives, hermano, en la otra orilla
de este Guadalquivir que ya no es río,
sino un espejo turbio, roto y frío
en el que no se mira ya Sevilla.
Dime si ante la luz del alba brilla,
con el oro del sol, el barrio mío;
si se llenan los aires con el brío
de su presencia cálida y sencilla.
Noches de insomnios cruzan por mi frente
y un rosario de sombras se desgrana
por mi cansado pecho tristemente.
Te ruego que me digas si mañana,
aunque no exista río, ni haya puente,
no morirá mi barrio, mi... ¡Triana!
Tú que vives, hermano, en la otra orilla
de este Guadalquivir que ya no es río,
sino un espejo turbio, roto y frío
en el que no se mira ya Sevilla.
Dime si ante la luz del alba brilla,
con el oro del sol, el barrio mío;
si se llenan los aires con el brío
de su presencia cálida y sencilla.
Noches de insomnios cruzan por mi frente
y un rosario de sombras se desgrana
por mi cansado pecho tristemente.
Te ruego que me digas si mañana,
aunque no exista río, ni haya puente,
no morirá mi barrio, mi... ¡Triana!
¡Menudo soneto para la posteridad se marcó D.Manuel Pacheco!
ResponderEliminarMe ha fascinado.
Es un maravilloso soneto, como siempre los hacía nuestro buen amigo Manolo, tan tristemente desaparecido.
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